Monday, January 30, 2006

Mi ángel...

La primera vez que lo sostuve entre mis brazos fue una experiencia indescriptible. Todavía era yo, la misma muchachita que no sabía lo que era amar sin condición. Pero me sorprendió su mirada perdida, indefensa. Sin saber lo que estaba pasando ambos entendimos que habíamos encontrado ese amor tan puro del que tanto se habla. Sé que él jamás recordará aquel momento, pero en mí quedó grabado a la perfección...

Ser madre es extraño, sobre todo cuando llevas poco tiempo siendolo. Día a día descubres que tu capacidad de amar crece con cada gesto, mirada o balbuceo y que, muy por el contrario a lo que pensaste antes de tener a esa personita entre tus brazos, es un sentimiento que no se entiende y que no surge desde el primer contacto.

Recuerdo cuando mi hijo salió y lo colocaron en mi pecho por primera vez, por supuesto que me emocioné y lloré como cualquier madre. Pero cuando se lo llevaron al nursering room (retén), mi mayor preocupación era comer... ¡me moría del hambre!. Después fue que me llegó a la mente: "Wow... tienes un hijo. Ya no es una patada dentro de tu barriga, una contracción o un cuarto decorado con cuna vacía... Eres madre...". Y me asusté, digamos que sentí pánico por lo que sería mi vida de ahi en adelante.

Espero poder darle el mismo ejemplo impecable que me dio mi madre. Ser su mejor amiga y que siempre sienta la confianza de hablarme a sabiendas de que no lo voy a juzgar. Deseo tener en mis labios los consejos correctos y la sabiduría para guiarlo a ser un hombre de bien. Ojalá yo pueda inculcarle los valores que tuve desde pequeña, y con la misma intensidad que lo hizo mi madre enseñarlo a creer en si mismo. En fin, Dios quiera que este miedo me ayude a no fracasar en el papel más importante de mi vida.

Friday, January 27, 2006

Sólo sé que saber no significa mucho

¿De qué sirve saber tanto?... Esta idea me queda revoloteando la cabeza y la verdad es que no entiendo. Tal vez soy yo que no sirvo para saber, pues tanto conocimiento termina convirtiendose en dudas y desorden mental.
He leido algo, no puedo decir que mucho, pues ahora es que me falta. Pero sí he tratado de cultivar mi espiritu no conformandome con lo que "aprendemos" de nuestros profesores, familiares, amigos, religiones o telenovelas.
Siempre he sido un tanto rebelde e inconforme a la hora de creer en algo. Necesíto lógica, hechos, fotos y hasta testigos, si es posible. ¿Palabra de honor?... me cuesta mucho creer en eso. Sí, ahi está uno de mis grandes defectos: la desconfianza. Esta maldita por la que he dejado mucho sin resolver. Sin embargo, cuando algo me cuadra pero carece de pruebas, me empeño en analizarlo y llegar a mis propias conclusiones. Nada es cierto si mi corazón no lo siente verdadero, pero tampoco pretendo que mi sentir tenga eco, así que a mis pequeñas verdades las llamo "Filosofía Alejandra".
En esto de los blogs me he encontrado con personas que transmiten muchisimo, y por causalidades de la vida, en el mismo momento que me siento de alguna u otra manera, abro un blog en especial y me encuentro con mi momento mágico del día, ese que me hace ver el camíno que debería seguir por hoy. Es bueno escuchar o leer de otros lo que se nos hace difícil aceptar en determinado momento aún teniendo los medios.
Tal vez el problema de saber es que pienso que sé mucho.

Thursday, January 26, 2006

Y vuelvo...

¿Cómo era mi vida antes de él?. Existía la tristeza, la soledad y, por supuesto, el deseo de tener alguien a quién amar. Lo tuve, se fue... Ahora no sólo me quedo triste y sola, sino con un montón de recuerdos que muy poco ayudan a sonreir.
Es imposible que el amor se termíne, pero cuando cambia duele demasiado, sobre todo al saber que no puedes culpar a nadie sino a ti mismo de que poco a poco o quizás de un solo golpe, ese sentimiento tan maravilloso pasó de ser un jarrón de cristal cortado a partículas sin forma alguna derramadas en el piso.
Quisiera morir, y no porque la vida no me guste, sino porque el dolor es tan grande que a veces es preferible no sentirlo. Hay momentos en los que estoy bien, segura de mí misma y de que tomé la mejor decisión, pero la mayor parte del tiempo me lo paso recordando lo bonito y olvidando lo que me llevó a romper con la máscara de perfección que llevé puesta por más tiempo del que debí. Querer el matrimonio perfecto no es sano, pues la perfección ni siquiera como palabra debería existir. Pero preferir callar por la simple razón de no querer enfrentar una realidad que grita por sí sola, es mucho más dañino. Tal vez esa es mi única esperanza, me queda guardadita en el corazón la idea de que fui valiente y no prolongué lo que por ley pasaría tarde, pero seguramente.
Me gustaría poder recordar como era mi vida antes de que mi corazón muriera.