Yo tampoco tengo paisaje...

Siento que mi llanto viene de un lugar que nunca creí posible que existiera dentro de mí. Es como si un animal herido habitara en mi cuerpo y dejara que sus aullidos salieran por mi boca, utilizandome como puente para desbordar su dolor.

Perdída, confundida, sola, extraña a mí misma, enfadada, llorosa. Tantas caras en una sola, pero no es esa que solía ver en un espejo cada mañana confiada en que todo estaría bien. La rutina: ir y venir, pedir y dar, planear, amar, exigir. ¿Cómo me acostumbré a tan poco? ¿Por qué extraño esa felicidad a cuenta gotas?.

Comodidad, costumbre. El ser humano aguanta lo que sea por el simple hecho de no cambiar lo que aparenta ser seguro. Y no soy la excepción. Todos, aunque no me guste generalizar, dejamos pasar el tiempo para que sea él quien se encargue de ponerlo todo en su lugar. Lo que no entendemos es que muchas veces debemos ser nosotros el tiempo mismo, y actuar sin miedo de dañar lo que ya no podemos dañar más. Pues al fin y al cabo la felicidad no es necesitar de "eso", sino disfrutar lo que tenemos aunque "eso" no esté incluido.

P.D.: Gracias a Con barro en los zapatos por la maravillosa canción "Nací en Alamo" que, aunque no tiene nada que ver con mi situación, me ha servido de canción de batalla prestada. El sentimiento, la pasión de quien la canta... la melodía... Todavía no soy experta en esto del blog, así que no puedo poner un link que los lleve allí. Pero sé que quienes entran aquí ya han pasado a visitar a bito, no me preocupo, pues saben de qué canción estoy hablando. A todos gracias por sus comentarios ;-)